Comienza a llover y lo observo a través del ventanal…
La fina lluvia limpia a su paso, moja, empapa, generadora de vida. El suave viento la acaricia, la envuelve y baila con ella cambiando su curso. Los árboles y plantas componen la orquesta, moviendo sus ramas acompasados, deleitando con su melodía el ritmo impuesto por el abeto director. Las plantas tintinean y se mecen desprendiendo su fragancia para embriagarlos con su aroma. La tierra los está mirando… sintiendo y eleva su intenso olor manifestando su presencia.
Viento y lluvia entrelazados se olvidan de todos en presencia de toda la naturaleza, desatando sus fuerzas como titanes.
El acto está a punto de terminar, lentamente el viento amaina, tiene que seguir su curso y llueve aún de forma mas intensa… El viento gira de repente para envolverla en un abrazo y la lluvia comienza a cesar, a calmarse.
Poco a poco deja de llover, pero queda un aire fresco, limpio, cargado de humedad resultado de la unión de ambos apaciguados y serenos.
Las gotas resbalan a través del cristal y las sigo con el dedo, mientras…los pensamientos son libres.